“Sancho, amigo, has de saber que yo nací, por querer del cielo, en esta nuestra edad de hierro, para resucitar en ella la de oro, o la dorada, como suele llamarse. Porque entonces, los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: no había fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. Andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermano.“
Don Quijote confundía sus sueños con la realidad, veía gigantes donde sólo había molinos, amaba a una princesa que en realidad era una campesina... Siendo un simple ciudadano intentó regir su vida por los ideales que infundían los libros de caballería. Algunos decían que estaba loco pero nosotros admiramos su libre elección de apostar por la quimera de lo inalcanzable. El tema del nuestro “Quijote” no es una posible locura de su principal personaje, sino la imposibilidad de la sociedad de su tiempo de entender y asumir la grandeza de un hombre, que a costa de no ser aceptado, tuvo valor de convertir el sueño de su vida en realidad.